Milán recordó ayer en el Memorial de la Shoá la deportación de los judíos a través del emocionante testimonio de Liliana Segre, deportada a Auschwitz cuando tenía 13 años
La Comunidad de Sant’Egidio y la Comunidad judía de Milán, desde hace más de veinte años, conmemoran a los judíos que salieron de la Estación Central de Milán el 30 de enero de 1944. Aquel día y los siguientes decenas de miles de personas fueron deportadas.
Liliana Segre explicó su detención en la cárcel de San Vittore, para luego repasar el momento trágico de la salida hacia un destino desconocido, salida que se produjo precisamente en aquel subterráneo hace 76 años. El Memorial se erige bajo la planta de la Estación central, en el "andén oculto" que servía para los trenes de mercancías y que se utilizó para la deportación de los judíos. La senadora vitalicia Liliana Segre recordó que "La palabra indiferencia –como la que está escrita a la entrada del Memorial de la Shoá– explica cómo aquello fue posible".
Además de rav Alfonso Arbib, rabino jefe de Milán, intervino Milena Santerini, nueva coordinadora nacional para la lucha contra el antisemitismo, que invitó a estar atentos para no ser como los italianos de aquella época que miraron hacia otro lado. "La Shoá –dijo– no se puede separar del antisemitismo que vuelve a emerger en la actualidad".
El escritor Paolo Rumiz habló del riesgo de que el recuerdo del siglo XX se convierta en retórica, cuando en realidad es necesario que hable en los lugares, en las historias, destacando el valor del testimonio.
Hoy el Memorial es un lugar no solo de recuerdo, sino también un espacio abierto al diálogo y a la integración. Los Jóvenes por la Paz también mostraron su compromiso contra el odio y el racismo. "Después de haber estado en Auschwitz no podemos seguir siendo iguales que antes. Fue una manera de recordar lo que les pasó a los judíos, a los gitanos y para decir "que nunca más haya indiferencia".
Directo del acto
(empieza en el minuto 41:00)
