El papa Francisco se ha reunido en el Vaticano, en el Patio del Belvedere, con los refugiados que recientemente han llegado a Roma provenientes de Lesbos con los corredores humanitarios de la Limosnería Apostólica y la Comunidad de Sant’Egidio. "La injusticia echa a los migrantes y hace que mueran en el mar", ha dicho el pontífice. Tras sus palabras se ha expuesto una cruz y un salvavidas que llevó un migrante que desapareció. Son símbolos de sufrimiento que invitan a "no pasar de largo" como el sacerdote y el levita, sino a pararse y socorrer como el Buen Samaritano. "Hay que socorrer y salvar, porque todos somos responsables de la vida de nuestro prójimo, y tendremos que rendir cuentas ante el Señor en el momento del juicio", dijo el Papa agradeciendo a los "socorristas" e invitando a todos a trabajar más intensamente para vaciar los campos de detención de Libia, denunciar y perseguir a los traficantes de personas y dejar a un lado los intereses económicos para poner en el centro a la persona, a toda persona, cuya vida y dignidad son preciosas a ojos de Dios.
El grupo de migrantes provenientes de Lesbos
Son 33 refugiados, 14 de ellos menores, acompanyados por el cardenal Konrad Krajewski y por Daniela Pompei de la Comunidad de Sant’Egidio.
Actualmente el campo de refugiados de Moria, en Lesbos (Grecia), alberga a más de 14 mil migrantes. Se trata de una situación de superpoblación, mientras las temperaturas descienden.
El papa Francisco fue a la isla griega en abril de 2016, y a la vuelta se trajo consigo a doce personas. Los corredores humanitarios de diciembre de 2019 son un signo de esperanza de aquel viaje apostólico, no un episodio sino un inicio.
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