El Espíritu de Asís, que sopló en el 33 Encuentro Internacional de oración por la paz que se celebró este año en Madrid, ha llegado a Douala (Camerún). El domingo 27 de octubre, los líderes religiosos (cristianos, musulmanes, budistas y judíos), así como miembros de varias comunidades religiosas, se reunieron para encender las velas símbolo de la paz y para continuar el diálogo, del que viene el mensaje que la paz, para durar, debe ser "sin fronteras". Y es cierto para los países y las regiones en conflicto del mundo, que fueron recordados en la oración, y especialmente para Camerún.
En los últimos tres años Camerún ha asistido a conflictos armados en la parte angloparlante del país que han provocado miles de desplazados internos (152.000), cientos de muertos, heridos y desaparecidos. También ha provocado el cierre de la mayoría de las escuelas de primaria y secundaria de la zona. A los conflictos se suma la violencia de Boko Haram, que desde 2014 afecta al norte del país con constantes ataques. En Camerún hay 404.000 refugiados, sobre todo en el norte y en el este, que huyen de los ataques terroristas de Nigeria y de los conflictos de la República Centroafricana.
La ceremonia empezó con una marcha que fue seguida de discursos de los líderes religiosos sobre la importancia de respetar a los demás y evitar la escalada de odio y prejuicios, impedimento para el diálogo. También hablaron de dejar espacio a la solidaridad, porque todo el mundo puede trabajar en la obra abierta de la paz, que no es obra reservada a "profesionales" y "políticos". El primer paso para una "paz sin fronteras" es no esperar y trabajar juntos para sacar de la miseria a las periferias del mundo.