Cambio climático y hambre
La economía de Malaui se basa en la agricultura, con una fuerte dependencia de la estabilidad climática. Hasta los años 90 la lluvia era en el país una especie de "regadío natural" que permitía que la población gozara de un relativo bienestar. Pero en las últimas décadas a causa del cambio climático se alternan lluvias torrenciales y largos periodos de sequía, y eso tiene graves consecuencias en las cosechas.
La falta de agua seca los campos de maíz, el principal cultivo, y las lluvias los destruye. La consiguiente escasez de alimentos hace que aumenten los precios y obliga a pasar hambre a los más pobres.
La situación actual
La semana pasada llovió durante días. El río Shire, en cuyas orillas tienen su casa muchos campesinos, se desbordó. El agua se lo llevó todo –casas y personas (muchos niños)–, anegó los campos y destruyó las cosechas previstas para mayo.
Quien logró salvarse de la furia del agua se refugió en las escuelas, pero allí no hay sitio para todos y muchas familias están a la intemperie, bajo los árboles. Es una situación extremamente peligrosa, entre otros motivos porque se prevé la llegada de otro ciclón en las próximas horas a Malaui y parte de Mozambique. En las zonas aisladas se prevén más daños.
Qué podemos hacer
Las Comunidad de Sant’Egidio de Malaui ya han empezado a recoger fondos y ayuda de productos de primera necesidad y a repartirlos entre la población afectada. Pedimos la ayuda de todos. Los fondos recogidos se enviarán a las zonas afectadas de Malaui y Mozambique para ayuda de emergencia y para la reconstrucción.
Hacen falta lonas de plástico, ropa, mantas, alimentos y agua potable. Y cuando deje de llover hará falta ayuda para reconstruir las casas, sobre todo las de los más débiles, como los ancianos o las familias especialmente pobres y numerosas.
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