Hace seis años Rawan Thamer tuvo que empezar una nueva vida. Sus padres huyeron con ella –que entonces tenía 14 años– y su hermana pequeña de la guerra de Iraq. En Alemania todo le parecía diferente: la lengua, los olores, los sonidos. «Era difícil integrarse y aprender la lengua», recuerda Rawan. «Mis padres no podían ayudarme. También ellos tenían que pasar aquella situación difícil». Cuando su hermana estaba en el hospital conoció a Gabi Brülls, de la Comunidad de Sant’Egidio. «Hacían una oración en la capilla del hospital, y mis padres quisieron saber qué era», explica la joven. Gabi Brülls la invitó a conocer la Comunidad y a ayudar en la Escuela de la Paz. (continúa)