La Comunidad de Sant’Egidio se funde en un abrazo con la Iglesia católica de Francia por el terrible incendio que afectó ayer a la catedral de Notre-Dame de París. La grave afectación a un lugar tan significativo para los católicos y tan simbólico y lleno de historia para todos los franceses es desoladora. Notre-Dame es la madre de la fe para los católicos. Entre sus antiguas paredes han rezado y escuchado el Evangelio generaciones de fieles.
En este día de dolor queremos transmitir nuestros sentimientos fraternos de solidaridad al arzobispo de París, Monseñor Aupetit, y a través de él, a toda la Iglesia de París. También en Roma la Comunidad de Sant’Egidio recordó emocionada en la oración este grave acontecimiento, en comunión con la multitud de franceses que ayer oraban durante el incendio. Estamos seguros de que Francia sabrá devolver a Notre-Dame su antiguo esplendor, que el sonido de sus campanas volverá a resonar en París y en toda Francia y la catedral volverá a ser lugar de oración para generaciones de cristianos y de la paz para todos.