Recibimos y publicamos la narración que Matilde, de los Jóvenes por la Paz de la Comunidad de Sant’Egidio, hizo de su visita al manicomio de Elbasan y a la Casa Roja.
¿Habéis estado alguna vez en un manicomio? Quizás podéis imaginarlo, pero entrar en un hospital psiquiátrico es algo distinto. El hedor que te envuelve cuando entras no se va cuando sales. Se te queda pegado, es fuerte, lo recuerdas. Es un hedor del que querrías escapar, que te impide respirar. Querrías irte, pero sabes que debes quedarte. Debes quedarte por ellos, que están allí encerrados. Tú logras resistir, durante un par de horas, y luego salir, pero ellos no. Ellos no pueden escapar como tú, tienen que quedarse allí. Tienen que quedarse en esta cárcel, como la llamó Leonida. «Yo no estoy loco», dice. «Solo estaba algo triste porque había muerto mi esposa y me encerraron aquí. Esto es una cárcel» (Continúa leyendo (it) en el blog de los Jóvenes por la Paz)