Ha pasado un año desde la gran carestía que afectó a Malaui, una calamidad que afectó gravemente a la ya frágil economía del país africano, provocando más empobrecimiento entre la población. Transcurrido un año la situación es aún más difícil, sobre todo para los niños y las familias más pobres.
Los últimos días los Jóvenes por la Paz han repartido más de 1000 prendas de vestir entre los de los niños del Centro Nutricional Juan Pablo II de Blantyre. La ropa, toda nueva, ha llegado Malaui desde Italia gracias a la colaboración del Cuerpo de Policía Tributaria de Roma y de la Agencia de Cooperación Italiana, que se ha ocupado del transporte.
Para estos niños llevar ropa nueva es algo excepcional. Los que tienen más suerte llevan la ropa de sus hermanos mayores y las familias que se lo pueden permitir compran ropa de segunda mano proveniente de Sudáfrica.
También han recibido ropa nueva street children, los niños que viven por la calle, que van habitualmente a la casa de la Comunidad de Sant'Egidio para comer, estudiar y recibir asistencia sanitaria.
La comunidad ha repartido ropa también en la guardería de Roberta y en los centros DREAM de Balaka, Chileka, Machinjri, Kapeni y Blantyre. En los próximos días está previsto que se hagan nuevos repartos por todo el país.
Otras 2550 prendas de ropa se han repartido en el campo de refugiados de Luwani, en el distrito de Mwanza, donde hace meses que 5000 familias viven en tiendas. Casi la mitad de ellos son niños que han oído solos o con su madre, por miedo de la violencia que se estaba difundiendo por la región abandonaron deprisa sus casas y ahora no tienen casi nada.