El sábado 11 de junio llegaron a la catedral desde los barrios y algunas residencias de Barcelona y Manresa ancianos acompañados de amigos de Gente de Paz, adultos y jóvenes para celebrar el Jubileo de la misericordia. Después de encontrarse en la Basílica de los Santos Mártires Justo y Pastor se llegó a la puerta de la catedral para cruzar la Puerta Santa. Una cruz africana abría un corteo que se abría en silencio y alegría por el centro de la ciudad. Ancianos con sillas de ruedas o caminando ocupaban el espacio habitualmente conquistado por los turistas.
Carme, una anciana de la residencia del Milenari, expresaba su alegría por vivir una ocasión tan especial: “Siempre que estoy tan feliz, me cae alguna lagrima”. La acompañaba Alfredo, un joven de origen filipino, que la llevaba con agilidad y particular atención. Sara, con 98 años, era la decana de todos los que pasaron la puerta santa. En las palabras de introducción, se expresó el agradecimiento a Papa Francisco por el Jubileo de la Misericordia y no faltó el recuerdo emocionado, uniéndose al dolor de la Comunidad en el mundo, por Elard Alumando, que se había apagado el día antes en Johanesburgo.
Una vez pasada la Puerta Santa, después de un conmovedor silencio de todos los presentes en el interior de la catedral, se terminó con la oración de la Comunidad. El Jubileo de la Misericordia ha marcado el corazón con el signo del perdón, la alegría y la conmoción. Ahora crece el deseo de llevar esta buena noticia a otros ancianos que no pudieron participar.