A las 5 de la mañana del 4 de septiembre, Leópolis, ciudad de Ucrania considerada más segura porque está lejos del frente, fue bombardeada por misiles y drones, con un balance de 7 muertos, incluidos algunos niños, y 64 heridos. De una familia quedó solo el padre. La Comunidad de Sant’Egidio, que desde el inicio de la guerra puso en marcha en esta ciudad importantes formas de ayuda a la población, se desplazó rápidamente al lugar del bombardeo para ayudar a las víctimas y llevar ayuda. 

“He visto los desperfectos provocados en la escuela”, explica Yuri Lifanse, responsable de la Comunidad. “Acababa de empezar el curso escolar y los niños habían ido al colegio apenas un par de días. Ya no podrán volver. La directora de la escuela, que había reabierto las puertas por primera vez desde el inicio de la guerra, nos explicó que murió un niño en el edificio contiguo. Aquí, en Ucrania, faltan muchas cosas”, añade, “pero lo más necesario es la paz, que debe llegar urgentemente a nuestro país”.