Los batwa, pueblo pigmeo de África central, son una etnia minoritaria y muy pobre de la región africana de los Grandes Lagos. En Burundi son aproximadamente el 11% de la población. En época colonial, la administración belga hizo una estricta clasificación étnico-racista de la población y reservó a los batwua el escalón más bajo de la escala social, que fueron excluidos de la escolarización y no entraron a formar parte de los cuadros coloniales. Estas antiguas discriminaciones han tenido consecuencias hasta nuestros días: a pesar de algunos avances, la mayoría de los batwa siguen viviendo a las afueras de las ciudades o en zonas rurales, en miserables cabañas de barro y arbustos, que a menudo son pasto de las llamas. El índice de analfabetismo es muy elevado y con la disminución de las fuentes de ingresos habituales como la caza y trabajos de hierro y cerámica, esta población tiene problemas para sobrevivir.
Las comunidades de Sant’Egidio de Kayanza, una localidad del norte de Burundi, y de Buta, al sur del país, hace algunos años que ayudan al pueblo batwa. Su intervención consiste en ayudas directas –sobre todo a través de la Escuela de la Paz y la ayuda alimentaria, con repartos de alimentos, a los niños y a sus familias― y en crear una red de colaboraciones que fomenten una estabilidad habitativa y la inserción en el mercado laboral.
Recientemente, la Comunidad ha logrado dos importantes resultados: gracias al constante diálogo de Sant’Egidio con algunos representantes institucionales de Kayanza, la administración municipal ha entregado 20 casas a otras tantas familias que vivían en precarias cabañas hechas con ramas, y ha aprobado una normativa de defensa de la propiedad del terreno donde se erigen las pobres casas de los batwa para evitar el peligro de acaparamiento de tierras, es decir, la apropiación indebida por parte de especuladores de las tierras donde surgen las pobres casas de los batwa .
En Buta, en colaboración con otras asociaciones que se ocupan de los batwa, han puesto en marcha un programa de formación e inserción laboral. Es un avance importante porque, tras años de trabajo de la Comunidad por la escolarización a través de la Escuela de la Paz, este año, por primera vez un grupo de niños ha terminado el ciclo de educación obligatoria.