Han pasado dos años desde que empezó el conflicto de Ucrania, y los combates siguen provocando víctimas y destrucción. En este triste aniversario celebraremos una oración en la basílica de Santa María de Trastevere el viernes 23 de febrero a las 20.00h, para invocar el don de la paz en Ucrania. No olvidamos el drama que están viviendo millones de ucranianos, una emergencia que se agrava día tras día. Ya hay más de cinco millones de desplazados internos y el volumen de la ayuda humanitaria va disminuyendo.
Sant’Egidio lleva treinta años en el país con comunidades formadas por ciudadanos ucranianos que, además de vivir el sufrimiento, el miedo y las incomodidades que vive toda la población, han creado una extensa red de ayuda humanitaria que en dos años ha llegado a unas 370.000 personas de todo el país, incluidas las zonas meridionales y orientales más expuestas a las acciones bélicas. Todo ello se ha podido hacer gracias a una cadena de solidaridad que empieza en Italia y en otros países europeos y que no se puede interrumpir mientras dure el conflicto.
Al centro de coordinación de las iniciativas humanitarias de Sant’Egidio que hay en Leópolis, han llegado hasta el momento provenientes de Italia y de varios países europeos 127 cargamentos de ayuda humanitaria, con un total de 2.000 toneladas, por valor de más de 23 millones de euros. Alimentos, ropa, mantas, productos de higiene personal y también medicamentos y material sanitario. Desde Leópolis Sant’Egidio ha enviado fármacos ―algunos imprescindibles para mantener en vida a los pacientes― a 209 centros sanitarios, a 90 administraciones locales y a 54 centros de menores, ancianos y discapacitados hasta en las zonas más remotas del país. Se calcula que unos dos millones de personas se han beneficiado de esta ayuda sanitaria.
Ucrania necesita paz y la solidaridad mantiene viva la esperanza cuando todo alrededor habla de muerte. Para alimentar dicha esperanza hace falta ayuda amplia y generosa, que no puede menguar sino que debe reforzarse: dos años después del inicio de la guerra, no olvidemos a Ucrania, porque la ayuda humanitaria ―estamos convencidos de ello― es construir ya hoy una parte de paz y de futuro.