MIGRANTES

Emoción y oración en el campo de refugiados de Pournara, en Chipre, en la celebración en la que se recuerda a los migrantes fallecidos en el mar

La celebración del "Morir de esperanza", el recuerdo de quienes han perdido la vida en la migración, se celebró en el campo de refugiados de Pournara, en Chipre, el pasado sábado. Celebrada una vez terminado el verano solidario, ha despertado una gran emoción.

El lugar es significativo: precisamente el espacio en el que durante cinco semanas los voluntarios de Sant'Egidio han montado las tres carpas de la amistad: escuela de inglés, escuela de la paz con niños y el restaurante. La participación fue numerosa e intensa: más de trescientas personas, entre solicitantes de asilo cristianos y musulmanes, voluntarios, amigos de Chipre y diplomáticos. La celebración fue presidida por el padre Bruno Varriano, vicario patriarcal de la Iglesia latina, un religioso muy activo en la ayuda a los migrantes en dificultades en la isla. En la liturgia que precedió al memorial, pronunció la homilía el arzobispo George Panamthundil, que en los últimos años ha trabajado en la nunciatura apostólica en Chipre y ha apoyado mucho la obra de Sant'Egidio y recientemente ha sido nombrado nuncio apostólico en Kazajistán por el papa. “La autoridad que te da Jesús –dijo dirigiéndose a los migrantes del campo– es compartir tus problemas, tus angustias, tus momentos de tristeza con tus hermanos y superarlos juntos. Y sobre todo, ¡no pierdas la esperanza!” Al terminar, se repartieron ramas de olivo entre todos en señal de paz y una gran fiesta con canciones y bailes concluyó la velada.