PAIX, MIR, PEACE, SALAM. Letreros de colores llamativos con la palabra "PAZ" en varios idiomas llenan el incomparable escenario de la plaza de San Marcos de Venecia. Los sostienen con las manos un millar de jóvenes (estudiantes de secundaria y de universidad) de 13 países europeos. Son los Jóvenes por la paz, el movimiento vinculado a la Comunidad de Sant'Egidio que en las periferias ayuda cotidianamente a los niños con problemas, a las personas sin hogar, a los ancianos solos y a los inmigrantes y que en los meses de verano ha impulsado vacaciones solidarias con refugiados en los campos de Grecia y de Chipre.
Entre ellos también había 70 jóvenes ucranianos de Kiev, Leópolis e Ivano-Frankivsk, que han viajado en autocar durante dos días para unirse al encuentro Global Friendship y para expresar su deseo de paz, desatendido hasta el momento, ante todo para su país, afectado por una terrible guerra desde hace más de 18 meses.
Con el peace flash mob de la plaza de San Marcos, precedido por la visita a Venecia y por una festiva liturgia eucarística en la basílica de San Marcos, concluyó el encuentro internacional "Global Friendship for a Future of Peace". El evento de 3 días empezó el viernes en Padua con
una conferencia de Mario Giro dedicada al tema "Juventud global: comprender nuestro mundo complejo", en la que el ex viceministro de Exteriores invitó a "ver con el corazón" los conflictos y las situaciones de crisis para "escribir un atlas de paz" para nuestro tiempo. En la vigilia de oración por la paz que se celebró en la Basílica del Santo, el cardenal Matteo Zuppi dijo que frente al "mal más grande y terrible de la guerra, que es fruto de la maldad y de muchas complicidades", hay que "desarmarse".
"La paz depende de cada uno de nosotros. Empieza por mí ―dijo el presidente de la Conferencia Episcopal de Italia, enviado especial del papa Francisco para Ucrania―. Tenemos que abolir la guerra y las armas en nuestro interior y entre nosotros. Seamos trabajadores de paz que regalan la paz a todos".
El sábado, en la asamblea plenaria del palacio ferial de Padua titulada "Todo puede cambiar", Marco Impagliazzo, recuperando una imagen que utilizó el papa Francisco en las Jornadas Mundiales de la Juventud de Lisboa, invitó a los jóvenes a "salir de los laberintos en los que a veces uno se encierra para emprender el camino de la paz, que tiene como puntos de referencia claros los amigos, las palabras y los pobres". "A veces nos sentimos débiles y tenemos miedo, porque pensamos que podemos navegar en el mar de la vida solos ―dijo el presidente de Sant'Egidio―, pero si nos unimos a los demás y dejamos que la paz entre en nuestro corazón, tenemos la fuerza de estar con todos y de luchar por la dignidad y por salvar a muchos de la pobreza y de la injusticia." Hizo un fuerte llamamiento a construir una Europa acogedora y a no aceptar las muertes de los migrantes en sus viajes a través del desierto del Sáhara y del Mediterráneo, en una asamblea en la que estaban presentes numerosos jóvenes sirios y africanos que han llegado a Italia, Francia y Bélgica gracias a los corredores humanitarios. Tras escuchar las palabras de Impagliazzo, varios jóvenes explicaron su trabajo gratuito con los menores y los más frágiles y dieron voz a las esperanzas de paz de su generación. Una intervención que emocionó a todos fue la de Yulia, una joven ucraniana refugiada en Kiev que dijo: "Sant’Egidio me ayudó cuando huí con mi familia de Donbass; ahora me he unido a la Comunidad. Ayudar a los demás hace que olvide el miedo".Los Jóvenes por la paz se citaron para dentro de un año, del 27 al 29 de agosto de 2024 en Berlín, en una nueva etapa de Global Friendship.