Con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, la Comunidad de Sant'Egidio de la Universidad de Makerere, en la ciudad de Kampala, Uganda, convocó una asamblea para abordar el problema del tráfico de seres humanos. Un sistema que explota a los jóvenes en busca de reconocimiento social y sustento para ellos y sus familias. La trata viola la dignidad humana, arraigada en la imagen de Dios. Una carta de los obispos católicos de Uganda denuncia la cosificación de las personas con fines comerciales, como el tráfico de órganos y la explotación sexual. Los traficantes explotan a los jóvenes vulnerables y los engañan sobre la mejor vida en el extranjero. En 2020, el gobierno de Uganda reconoció a 666 víctimas del tráfico de personas, principalmente por trabajos forzados en el extranjero. Un primer paso para contrarrestar un fenómeno que aqueja a toda una generación de ugandeses. El surgimiento de la pandemia redujo temporalmente el número de víctimas, pero el número volvió a aumentar cuando se reabrieron los viajes.
Sant'Egidio en Makerere ha aceptado el mensaje del Papa Francisco y ha decidido promover la conciencia sobre este problema entre los jóvenes también a través de la unidad entre generaciones y clases sociales, oponiéndose activamente al tráfico de personas en Uganda y en el mundo.