La Comunidad de Sant'Egidio da su más sentido pésame a los familiares de las víctimas y de los numerosos desaparecidos por el naufragio de un pesquero frente a las costas griegas. Muchos eran niños. Frente a la muerte de familias enteras con menores y personas frágiles que huyen de países en guerra o donde persisten condiciones de vida imposibles, en primer lugar hay que salvar vidas. Es este un llamamiento a toda Europa: antes de discutir sobre cómo gestionar los flujos migratorios hay que hacer todo lo posible para evitar nuevas tragedias en el mar. De ello depende el honor de nuestro continente, que se fundó sobre valores de justicia y de humanidad. Es necesario, pues, incentivar el salvamento de quienes están en peligro en el Mediterráneo y acoger.
Hay que incentivar modelos que funcionan porque favorecen la integración, como los corredores humanitarios, que nuestra Comunidad impulsa junto a varias entidades desde 2016, pero es evidente para todos ―instituciones, empresas y familias― que se deben aumentar las posibilidades de entrar por motivos laborales, porque muchos países de Europa lo necesitan.
Europa debe salir de su culpable inmovilismo y de ideas de cerrarse que no favorecen la inmigración regular, debe incrementar la cooperación y activar urgentemente un "plan especial" de ayuda al desarrollo para los países de proveniencia de los inmigrantes que ponen su vida en peligro con los viajes de la desesperación, más que de la esperanza.
(Fuente Marina Militar Italiana / ANSA)
