El pesebre en el pórtico de la basílica de Santa María de Trastevere es la imagen de un mundo en el que habita la “revolución de la ternura” de la que habla el papa Francisco en la Admirabile signum, la carta apostólica sobre el significado y el valor del pesebre que, como escribe el Papa, “es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura. La contemplación de la escena de la Navidad, nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre. Y descubrimos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él”. Lee toda la carta
Y en el pesebre de Santa María, del que publicamos algunas imágenes, alrededor de Jesús hay un mundo en el que muchos esperan algo: esperan las personas sin hogar, esperan los refugiados que llegan con los corredores humanitarios, esperan los enfermos que reciben tratamiento en los centros DREAM o en la casa de la Amistad, esperan los niños de la Escuela de la paz, los gitanos o las familias pobres que reciben alimentos y atención en las casas de la Amistad, esperan todos los que, acogidos en la familia del Señor, tienen un sitio en la mesa de la Navidad.
Es el pueblo con el que la Comunidad de Sant’Egidio comparte la Navidad y todos los días del año, por las calles y en las casas, en las periferias del mundo, que espera al Señor, el príncipe de la paz.
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