El "pueblo" de Sant'Egidio reunido en la Basílica de San Juan de Letrán le sugiere al cardenal Gualtiero Bassetti una imagen de universalidad por las distintas nacionalidades y por el Evangelio que lleva el sueño de pueblos y de generaciones que viven juntas en fraternidad. La liturgia de acción de gracias por el 54 aniversario de la Comunidad de Sant’Egidio, que fundó el 7 de febrero de 1968 Andrea Riccardi, es un mosaico de edades y pueblos.
Aunque la pandemia ha reducido mucho el número de asistentes, en la basílica están todas las "representaciones" de la familia de la Comunidad: grupos de ancianos, jóvenes, personas sin hogar, personas con discapacidad, migrantes que llegaron a Europa con los corredores humanitarios, etc. El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, que preside la liturgia, ha destacado esta última iniciativa, una colaboración de Sant’Egidio con otras comunidades y con las instituciones para "abrir puentes allí donde hay muros y alambradas". Los corredores humanitarios han logrado traer a Europa a más de 4300 personas, refugiados que estaban en el Líbano, en Grecia y en el Cuerno de África. También ellos son "pueblo" del que hay que cuidar, que necesitan el bien de la paz. El cardenal Bassetti recordó que el sueño de la Comunidad llegó hasta Mozambique, y llevó los Acuerdos de paz a Sant’Egidio en 1992. Un sueño que es al mismo tiempo concreción, explicó el cardenal recordando la figura de Giorgio La Pira y su fuerza, proveniente de la oración y de su capacidad de escrutar la historia a la luz de la Palabra de Dios. Es un planteamiento que el cardenal Bassetti ve en la Comunidad: "Habéis buscado una solución para todos, con afecto y también con paciente concreción".
En su saludo al final de la liturgia, el presidente de la Comunidad, Marco Impagliazzo, ha recordado las primeras reflexiones sobre la sociedad de aquel grupo de estudiantes romanos, del que surgió posteriormente un trabajo global por los más pobres en cuatro continentes: "Me impresiona que el tema de superar la soledad se planteara ya en la primera reunión de la pequeña Comunidad que daba sus primeros pasos aquí en Roma". La reflexión es actual y urgente en un mundo marcado por la pandemia, en el que hay que encontrar respuestas para los "invisibles": Marco Impagliazzo ha recordado la colaboración con el Comisario Francesco Figliuolo, de la región del Lacio y la Autoridad Sanitaria Local para la vacuna contra la covid para los marginados y, en el escenario mundial, el ejemplo italiano de los corredores humanitarios, realizados con los ministerios de Exteriores y del Interior. Es el momento de tomar decisiones humanas, estamos en un "momento trascendental de la historia" –citando a Andrea Riccardi– en el que hay que "hacer realidad la fraternidad, como lazo social en la vida de las ciudades, en las periferias, entre las personas, entre los pueblos, entre los combatientes". Esa es la perspectiva en la que se mueve la Comunidad de Sant’Egidio, la fraternidad y la amistad social de la que habla el papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti, para encontrar juntos la capacidad de salir mejores de la pandemia.
Homilía del cardenal Bassetti (IT) >>
Saludo de Marco Impagliazzo >>
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