Han aterrizado esta mañana en el aeropuerto de Roma, con un vuelo regular de la Ethiopian Airlines proveniente de Adis Abeba. Son 63 refugiados del Cuerno de África. Las condiciones de vida de estas personas, que vivieron mucho tiempo en campos de refugiados de Etiopía y luego en la capital, se habían complicado aún más a causa del conflicto que estos meses y especialmente las últimas semanas afecta al país.
Su entrada en Italia ha sido posible gracias al nuevo Protocolo de Acuerdo con el Estado italiano que firmaron en 2019 la Comunidad de Sant’Egidio y la CEI, que prevé la llegada de 600 personas vulnerables con los corredores humanitarios. La partida, que inicialmente estaba prevista para finales de noviembre, se ha adelantado a causa de problemas de seguridad y ha sido posible gracias a la eficaz colaboración del Departamento de Libertades Civiles e Inmigración del Ministerio del Interior italiano, de la Dirección General para los italianos en el extranjero y las políticas migratorias y de la Embajada de Italia en Adís Abeba.
Al llegar a Fiumicino, los 63 refugiados – en su mayoría núcleos familiares formados por mujeres solas con menores y personas menores de 25 años– han sido recibidos por voluntarios y algunos familiares que hace tiempo que residen en Italia, en algunos casos, ya ciudadanos italianos. Serán acogidos en Roma y en varias regiones italianas (Emilia Romaña, Lombardía, Piamonte, Marcas y Campania) por asociaciones, parroquias, pisos de particulares y de institutos religiosos, con el apoyo de familias italianas que se ocuparán de acompañar el itinerario de integración social y laboral de cada persona en el país, garantizando servicios, cursos de lengua italiana, inserción escolar para los menores y atención sanitaria. Todo ello es gracias a un proyecto totalmente autofinanciado con la aportación que la CEI recibe de la recaudación del impuesto de la renta, fondos recogidos por la Comunidad de Sant’Egidio y la generosidad no solo de asociaciones y parroquias sino también de ciudadanos que han ofrecido sus casas y su trabajo gratuito y voluntario.
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