En los últimos días un ciclón especialmente violento ha sacudido las islas de Flores y Timor, en la zona oriental de Indonesia. Hay cientos de víctimas y miles de desplazados. El agua se ha llevado por delante pueblos enteros, con casas mayoritariamente de madera y bambú.
La gente se ha cobijado en iglesias y escuelas de obra. También la casa de la Comunidad de Kupang ha acogido a varias familias que se habían quedado sin casa.
Las Comunidades de Sant'Egidio indonesias han puesto en marcha una red de solidaridad y en la ciudad de Malaka, la más afectada por el ciclón, han abierto un "Posto kemanusiaan", es decir, un "centro de ayuda humanitaria" para repartir alimentos y productos de primera necesidad para quien se ha quedado sin nada.