Este año el tradicional desfile del Día de acción de gracias de Nueva York se ha celebrado de manera reducida a causa de las restricciones dictadas por la pandemia. La fiesta de Acción de gracias, tradicionalmente esperada por todos los norteamericanos como un día dedicado a las reuniones familiares, se ha desarrollado en una ciudad desierta, aparentemente semivacía.
La Comunidad de Sant’Egidio ha salido a la calle para regalar la fiesta a los amigos sin techo. Unas 250 personas han recibido una comida y regalos que han preparado en la Catholic Church of Epiphany, donde la Comunidad hace la oración cada semana.
La distancia física no se convierte en separación de los amigos que desde hace más de diez años reciben la visita de la Comunidad regularmente. Eso ha suscitado en ellos el agradecimiento de quien no se siente abandonado.
Ha sido un encuentro alegre que rememoraba muchos momentos transcurridos juntos –las pasadas fiestas de Acción de gracias, la Navidad, el pícnic en el parque, etc.– y que reafirmaba una amistad que no se detiene frente a las dificultades que comporta encontrarse siguiendo las normas de distanciamiento. Para quien vive en la calle es un momento especialmente duro: los efectos de la pandemia pesan aún más en los pobres. Pero ha sido una fiesta para todos: también los que han participado en la preparación de la fiesta han experimentado la verdad de las palabras del papa Francisco ("estamos todos en la misma barca") viviendo con los pobres una fiesta de Acción de gracias realmente especial.