La situación en el norte de Mozambique es cada día más dramática. En las últimas semanas se han multiplicado los ataques de pseudo-yihadistas en la región de Cabo Delgado. Miles de personas han huido de sus hogares para refugiarse en las regiones vecinas. Los sobrevivientes cuentan historias terribles de violencia y crueldad de las que es víctima la población desamparada, sobretodo pobres, los más pobres de Mozambique, que viven de la pesca y la agricultura.
Muchos huyeron en pequeñas embarcaciones desde Mocimboa durante el ataque de junio. Encontraron refugio en unos islotes y meses después llegaron a Pemba (capital de la provincia de Cabo Delgado).
El sufrimiento de esta gente es enorme. Algunos murieron durante el viaje al caer al agua, o por deshidratación e infecciones de diversa índole. Después del último ataque violento en el distrito de Muidumbe a final de octubre, muchas personas quedaron bloqueadas en el bosque sin agua y sin alimentos. Hay familias desaparecidas.
La Comunidad continúa ayudando a los desplazados. El Domingo de los Pobres en Pemba se llevó comida, jabón y mascarillas a unas 150 familias, la mayoría llegadas desde el norte en barco en las últimas semanas. Están alojadas en casas de pescadores en los barrios cercanos al mar, donde hoy viven juntas hasta 40 o 50 personas. La población de Pemba prácticamente se ha duplicado en los últimos meses. La Comunidad de Sant'Egidio de Nampula, por su parte, visitó a 350 familias desplazadas que fueron reubicadas en Corrane, a unos 60 km de la ciudad, en un terreno que había sido un campo de algodón.
En este momento tan grave de pobreza y desesperación, lo que consuela a estos refugiados es la visita, la amistad (junto a la ayuda material que tanto necesitan), sabiendo que no se les olvida. Y los jóvenes de Sant'Egidio, casi todos más jóvenes que la paz de 1992, son testigos de la fidelidad de la Comunidad a este país y de su necesidad de paz.