Hace años que Sant'Egidio de Würzburg se ocupa de las personas ancianas que están solas en su casa o en casas de reposo. Es una ayuda para llevar una vida autónoma y superar el aislamiento y la soledad, que pueden ser un drama. Eso se ha hecho evidente en estos meses de pandemia de covid-19, porque en algunos centros muchísimos ancianos han muerto sin que sus pariente o amigos pudieran acompañarlos.
Los ancianos corren mayor peligro en situaciones de crisis, como se explica también en el llamamiento de la Comunidad en motivo de la pandemia "Sin ancianos no hay futuro".
Por eso ha puesto en marcha un innovador proyecto de covivienda. Es una alternativa válida a la institucionalización pero también algo más: un modelo inclusivo que propone la edad anciana como un tiempo para multiplicar –y no reducir– los contactos, los lazos y las relaciones de amistad.
La nueva casa familia se inauguró el 1 de octubre en ocasión del Día internacional de los ancianos, en el barrio de Zellerau, donde la Comunidad está presente desde principios de los años 80 y es una fase importante de una atención prolongada y fiel a los problemas de los ancianos.