Llamamiento de la Comunidad de San Egidio, Jesuit Refugee Service y Hermanas Scalabrinianas para una acogida que respete los Derechos Humanos y para un reasentamiento urgente de los refugiados en los países de la Unión Europea
El Papa Francisco lo repitió ayer con fuerza durante el Angelus: es necesario garantizar “una acogida humana y digna a quien busca asilo”. En apoyo al mensaje del Papa, la Comunidad de San Egidio, el Jesuit Refugee Service (JRS) y las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo (Scalabrinianas) lanzan un llamamiento: Que nada siga igual tras el incendio que ha destruido el campamento y que ha creado enormes dificultades a quienes ya vivían en un verdadero infierno. La Unión Europea, en colaboración con el Gobierno griego, ha de intervenir con celeridad como signo de acogida y de integración de un número de personas que es totalmente asequible. En las próximas horas se han de tomar decisiones importantes y de extrema urgencia para salvar a las personas más vulnerables, empezando por los enfermos, las mujeres y los niños. Solo priorizando el camino del diálogo y las relaciones pacíficas será posible llegar a una solución en el bien de todos. Pero demorarse, o peor aún, no actuar como si no se tratara de algo grave, esperando que se cree una precariedad permanente en perjuicio de familias que desde hace meses o años se encuentran en la isla, constituirá una grave falta y será una verguenza que pesará sobre la historia de un continente que es símbolo del respeto a los Derechos Humanos.
Las tres instituciones que promueven este llamamiento -desde hace tiempo cercanas a los refugiados que residen en Lesbos y en otras partes de Grecia a través de distintas iniciativas- piden concretamente:
- dar cobijo lo antes posible a los desplazados del incendio de Moria en campos de pequeñas dimensiones, que ofrezcan los servicios básicos.
- garantizar el libre acceso a las organizaciones humanitarias para asistir a los refugiados en sus necesidades más inmediatas, en particular, a los enfermos, niños y ancianos;
- decidir de forma coordinada, a nivel de la Unión Europea o de sus países miembros de forma individual que se ofrezcan a ello, el necesario reasentamiento no sólo de los menores no acompañados sino también de las familias e individuos vulnerables presentes en la isla;
- cambiar el modelo de acogida en la isla de Lesbos para las personas que llegan desde Turquía a través de estructuras de acogida temporal, que puedan gestionarse de acuerdo al respeto de la dignidad humana, salvaguardando el derecho de todo refugiado, de cualquier nacionalidad, al derecho de asilo.
Las tres instituciones que promueven este llamamiento recuerdan que, desde febrero de 2016, existe la experiencia de los corredores humanitarios, iniciada en Lesbos por parte del propio Papa Francisco cuando, el 16 de abril de 2016, llevó consigo en el avión a las primeras tres familias -un total de 67 refugiados- gracias a la intervención de la Limosnería Apostólica y de la Comunidad de San Egidio. Se trata de una vía alternativa que, junto con otras vías de acceso a la protección internacional, debe continuarse, en red con muchas asociaciones, parroquias y ciudadanos de a pie que se han ofrecido con gran generosidad para salvar a otros refugiados. “Las experiencias ya puestas en práctica en algunos países -recuerdan los cardenales Krajewski, Hollerich y Czerny en su carta a las conferencias episcopales europeas del pasado 28 de enero-demuestran que las posibilidades para una buena acogida son superiores a lo que se podría esperar”. Por ello, también apelamos a que las conferencias episcopales europeas soliciten a sus propios gobiernos que desarrollen nuevos proyectos de acogida y de integración, dos prácticas que no sólo benefician a los refugiados, sino en gran medida y en términos de valores y futuro, a todos los ciudadanos europeos.