La Comunidad de Sant’Egidio hace un llamamiento a todos los países de la Unión Europea para que acojan de manera urgente a los refugiados que lo han perdido todo a causa del incendio del campo de Moria.
Se trata de solicitantes de asilo que hace meses –algunos, años– que viven en condiciones de extrema precariedad tras haber realizado viajes largos y peligrosos para huir de guerras o de situaciones insoportables, en gran parte provenientes de Afganistán. Son mayoritariamente familias que en total ascienden a unas 13 mil personas, con un porcentaje de menores del 40 por ciento. Europa, si sigue estando a la altura de su tradición de civilización y de humanidad, debe ocuparse de ellos con un acto de responsabilidad colectiva.
Muchos de nosotros, jóvenes y adultos de varios países europeos, que este verano hemos pasado unas "vacaciones alternativas" para ayudar a los refugiados (con puntos de restauración, animación infantil y clases de inglés para los adolescentes), podemos dar fe de su sed de dignidad y de futuro. También podríamos explicar las historias de integración de aquellos a quienes hemos acompañado hasta Europa con el corredor humanitario que abrió en abril de 2016 el papa Francisco, cuando trajo consigo a algunos refugiados en su avión al retorno de su visita a Lesbos.
Mientras tanto, para hacer frente a la emergencia de estos momentos, pedimos que los refugiados sean trasladados de manera urgente a campos en condiciones, con servicios, en tierra firme, para evitar nuevos dramas fruto de la desesperación. También es necesario que las asociaciones presentes en la isla tengan libre acceso para llevar ayuda inmediatamente a los refugiados.