Las palabras de Francisco, que ha pronunciado hoy en el ángelus, sobre "muchas personas mayores, que la familia deja solas, como si fueran material de desecho" son una apremiante invitación a todos nosotros, a hijos y parientes de personas ancianas, y a toda la sociedad, a no abandonarles, y a no despreciar el valor de quien es más frágil y de edad más avanzada.
Tras las muertes registradas durante la pandemia, sobre todo en residencias, que el Papa ha definido como "un drama de nuestro tiempo", es decir, "la soledad de los ancianos" debe ser la primera de las preocupaciones de todos, para construir una sociedad más humana.
La Comunidad de Sant’Egidio, convencida de que hay que apostar más en la domiciliaridad de los cuidados, se reafirma en su posición sobre los ancianos y relanza el llamamiento "Sin ancianos no hay futuro", una aportación de la sociedad civil al diseño de un nuevo modelo de sanidad y de asistencia.