La ambulancia para los pobres de Roma, regalo que el papa Francisco ha entregado a la Limosnería Apostólica, que debe servir para ayudar a las personas sin hogar que viven la dureza de la calle, hizo parada ayer en Santa María de Trastevere.
El cardenal Konrad Krajewsky quiso "presentar" a los amigos de la Comunidad de Sant’Egidio este nuevo regalo del Papa, aún más significativo hoy para que nadie sea olvidado o excluido, en recuerdo de Modesta, que se suma a muchos otros gestos de atención por los más frágiles.
La ambulancia para los pobres (con matrícula del Estado del Vaticano) quiere recordar la triste historia de Modesta Valenti, una anciana sin hogar que el 31 de enero de 1983 murió en la estación de trenes de Termini después de que una ambulancia no quisiera socorrerla por su mal estado higiénico y varios hospitales no quisieran asumir la responsabilidad de asistirla.
Precisamente en la basílica de Santa María de Trastevere, cada año, se celebra una ceremonia para recordarla a ella y a muchas otras personas sin hogar que mueren por la dureza de la vida de la calle.