“¡Bienvenidos a Francia! Estamos felices de daros la bienvenida a pesar de este momento difícil en todo el mundo, y también en Francia, debido al coronavirus. Pero no olvidamos Siria. Seguimos muy de cerca lo que está sucediendo en Idlib. Y estamos felices de que la solidaridad pueda continuar porque ¡precisamente hoy necesitamos, no menos, sino más solidaridad!”. Con estas palabras, Valérie Régnier, responsable de Sant'Egidio en Francia, recibió el domingo 15 de marzo de 2020 en el aeropuerto Roissy Charles-de-Gaulle de París, un nuevo grupo de refugiados sirios procedentes del Líbano que entraron de forma segura(a través de un vuelo de Air France) y legal. Algunos Jóvenes por la Paz, voluntarios de la Federación de Iglesias Evangélicas y grupos de ciudadanos de las diversas regiones anfitrionas también estuvieron presentes.
La tradicional ceremonia de bienvenida de los corredores humanitarios se llevó a cabo en pequeños grupos de personas para cumplir con las nuevas disposiciones sanitarias relacionadas con el coronavirus. Aún así, la acogida fue muy alegre para estas familias que habían estado esperando durante mucho tiempo el poder escapar de la guerra y ser acogidas en Francia. De hecho, las familias expresaron su alivio de ser acogidas junto con sus hijos en un país en paz, después de años de sufrimiento y peligro en los campos de refugiados.
En total son cinco familias sirias, veintiuna personas, ¡incluidos 11 niños de 2 meses a 18 años! De las 5 familias, 4 encontrarán familiares que ya llegaron a Francia anteriormente a través de los corredores humanitarios. Como de costumbre, se distribuirán en varias áreas de acogida: Eure-et-Loir, Tarn, Ardèche y Seine-et-Marne.
Las historias de quienes ya han llegado muestran que no solo es posible salvar a quienes corren el riesgo de caer en manos de traficantes de personas, sino también emprender caminos de integración. En un momento en que ayudar a los más necesitados parece cada vez más difícil, el programa de los corredores humanitarios muestra el crecimiento de la solidaridad y la generosidad de muchos franceses (algunos de los cuales incluso han ofrecido su segundo hogar para la hospitalidad) y su compromiso voluntario y gratuito.
En Francia, los recién llegados son gestionados por grupos (asociaciones, parroquias, comunidades, familias ...) en 40 departamentos franceses gracias a más de 2.500 voluntarios. La prioridad es aprender el idioma francés y la escolarización inmediata de los niños. Una vez que hayan obtenido el estatus de refugiado, los adultos serán guiados hacia la integración profesional, con el objetivo de independizarse dentro de un año y dejar la vivienda para nuevas familias. Con esta nueva llegada, ya son 471 las personas acogidas en Francia(de las 500 previstas por el primer protocolo) desde julio de 2017, de las cuales casi la mitad son niños o adolescentes.