En Barcelona, se puede evitar la institucionalización gracias, entre otros, a un libro publicado por Sant'Egidio

"Cómo quedarse en casa cuando se es anciano" ofrece información para un tratamiento distinto de la vejez

En la presentación de la cuarta edición de la guía "Cómo quedarse en casa cuando se es anciano" se quiso subrayar la necesidad de un cambio de mentalidad que permita pasar "de la institucionalización de los ancianos a la ayuda en casa".

La guía es una brújula para orientarse y para encontrar respuestas a las exigencias de ayuda de muchos ancianos y sus familiares. Muchas personas buscan soporte, servicios y compañía para continuar viviendo en casa aunque se hagan mayores y les cueste más hacer frente a los problemas de gestión de la vida de cada día. En Barcelona hay 348.747 ancianos (el 21,5% de la población) y el 25,6% viven solos. Uno de los factores que puede contribuir a que los ancianos se queden en casa es la asistencia a domicilio, un servicio que en Barcelona llega al 6% de los ancianos, lejos de los porcentajes de países europeos como Suecia, con un 21%, Dinamarca, con un 11% y Alemania, con un 8%.

Sant'Egidio ofrece gratuitamente esta guía a la ciudad, a quien trabaja con los ancianos y a las instituciones que les asisten, pero sobre todo a los ancianos y a sus familias. La guía contiene información sobre aspectos de asistencia social y sanitaria o de cualquier otro tipo para quedarse en casa. También aporta información de recursos del ámbito asociativo y cultural, de prestaciones para las necesidades económicas, de las pensiones o de la defensa de los derechos. En su cubierta, esta cuarta edición de la guía de Barcelona presenta una obra del pintor Joan-Pere Viladecans. La guía se puede descargar en formato PDF y se puede consultar en la página web: www.santegidio.org.

En la presentación, Montserrat Vilaseca, de Sant'Egidio, recordó que para que los ancianos puedan quedarse en casa "hace falta crear redes de apoyo y ayuda a los ancianos" y que "la visita es de un gran valor, porque sostiene su vida, da dignidad, en definitiva, comunica que alguien piensa en ti". En cualquier caso, añadió que "hay que aumentar la asistencia a domicilio y las políticas deben pasar de la institucionalización a la ayuda a casa".

El gerente del Área de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Barcelona, Ricard Fernández, agradeció "el regalo que Sant'Egidio hace a toda la ciudad condensando en una guía toda la información que necesitan los ancianos para quedarse en casa".  

También se oyó la voz de los ancianos. Escolástica explicó las dificultades para aceptar una cuidadora en casa: "No fue una decisión fácil. Uno piensa: '¿un extraño en casa?, ¿y si no nos entendemos?'. Pero fue la mejor decisión. Con ella puedo tener todo lo que necesito".  Cristina, de los Jóvenes por la Paz de la Comunidad de Sant'Egidio, habló de la alegría y del valor de ir a visitar a los ancianos: "Me han ayudado a crecer como persona, las visitas me han permitido ver realidades de personas con pocas posibilidades y muchas limitaciones, pero siempre con una sonrisa y una palabra de agradecimiento". Mila, que ayuda a su madre de 95 años a quedarse en casa, está convencida de que "también para los que estamos a su lado, para los que les amamos, es bueno compartir sus sentimientos y dificultades".