En el congreso de representantes de Sant’Egidio de África, Asia y América Latina que se está llevando a cabo esta semana en Roma se dedicó una jornada de trabajo al encuentro con los pobres, corazón de la experiencia cristiana, y al servicio que todas las comunidades llevan a cabo en distintos contextos con un espíritu unánime de amistad y de gratuidad.
La asamblea, que contó con la introducción de Cristina Marazzi, abordó las cuestiones relacionadas con los ancianos –un auténtico "continente"–, las personas sin hogar, la cárcel y nos niños en las periferias del mundo.
A través de la reflexión y de testimonios emergió el gran valor –humano y religioso– del encuentro y de la amistad con la fragilidad de aquellos que son dejados al margen de la sociedad por la "cultura del descarte", pero que en realidad son el centro de la vida de Sant’Egidio en todo el mundo.