"Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era forastero y me acogisteis" (Mt 25).
Con esta frase termina el llamamiento que la Comunidad de Sant’Egidio de Estados Unidos ha lanzado tras la dramática situación de la frontera sur del país. "La práctica de separar a los niños migrantes de sus padres –se lee– centra el debate político. Pero no se pueden dejar de lado las consecuencias que estas acciones tienen en la vida de los más débiles y frágiles. Es injusto que los niños inocentes sufran el trauma de la separación. Sus vidas y su felicidad no pueden sacrificarse por una política de defensa del país".
El 19 de junio Sant’Egidio organizó en Washington DC una vigilia de oración por los niños migrantes y sus padres, y para recordar a los refugiados que han perdido la vida buscando un futuro mejor y más seguro. En las próximas semanas se celebrarán oraciones y momentos de reflexión en todo el país.
Esta movilización ha unido a Sant’Egidio con muchos que en estas horas manifiestan su indignación por esta situación, que se suman a las palabras del papa Francisco: "No dejemos que el miedo nos impida acoger al prójimo necesitado".