Hace años me mudé a Londres... Al cabo de un tiempo, por casualidad (¿o por cosas del destino?) conocí la Comunidad de Sant'Egidio de Londres.
Me gusta definir mi experiencia en Sant'Egidio como un viaje que ha pasado por la amistad, la misericordia y la alegría de compartir. Sin duda alguna la Comunidad de Sant'Egidio es mucho más que una oportunidad local de hacer voluntariado. Por primera vez, sentí que formaba parte de un proyecto humano global que une las calles del mundo.
En las calles de Londres por las que todos vamos con prisa, aprendí a reducir la velocidad, pararme y hablar con los sintecho y los pobres.
Hoy día, creo que el significado de la vida solo se puede encontrar si salimos de las valles de nuestros pequeños jardines. El significado de la vida consiste en regar las flores marchitas que han quedado a los márgenes de las calles. Aquellas flores son los sintecho, los ancianos, los pobres, que a veces todavía son invisibles en nuestra sociedad, y que merecen ser vistos, escuchados y ayudados.
Nuestro futuro es vivir juntos