Historia de la familia Novalenko, padres y 8 hijos entre 3 y 12 años. Se quedaron sin casa después de que la chabola en la que vivían se quemara. El apadrinamiento de los niños ha permitido que todos pudieran empezar de nuevo. Hoy los niños van al colegio y finalmente tienen una casa de verdad.
Todo empieza con el "itinerario" que la Comunidad de Sant’Egidio de Kiev hace cada semana para repartir comida por la calle a quien no tiene casa.
Esta pobre familia –padres sin un trabajo fijo, niños que habían dejado de ir a la escuela– impacta de inmediato a los voluntarios de la Comunidad. ¿Qué podían hacer? Empiezan por los pequeños: entran en el programa de apadrinamientos. Los niños vuelven a la escuela y entonces los padres pueden buscar trabajo. En agosto de 2017 los padres encuentran una vieja casa en un pueblo lejos de Kiev, donde viven también algunos parientes lejanos. Hay mucho que hacer, pero en esta ocasión no están solos: con la ayuda de los parientes y una aportación de los apadrinamientos han podido comprar la casa, reparar el tejado, poner cristales en las ventanas y poner a punto la calefacción. La familia ha recibido colchones, mantas, almohadas y sábanas, y se beneficia también de los repartos periódicos de productos alimentarios y productos para la higiene personal. En septiembre todos los niños se matricularon en el colegio y recibieron el material escolar necesario.
Además de los trabajos ocasiones que encuentran, los padres han empezado a cultivar la pequeña parcela de terreno que tienen delante de su nueva casa. Los apadrinamientos han salvado a una familia entera.
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