A pocas semanas de la Pascua, la Comunidad de Sant'Egidio ha organizado unas vacaciones especiales para un grupo de ancianos de varias residencias geriátricas de San Salvador, en América Central, personas que normalmente viven en lo que puede parecer un aislamiento, con poquísimas posibilidades de salir y de ver a otras personas.
Cuando les preguntamos cuál fue el momento más hermoso, los ancianos contestaron al unísono: "la visita de los niños de la Escuela de la Paz, ¡¡nuestros nuevos nietos!!". Son niños provenientes de barrios difíciles de la capital salvadoreña, afectados por violencia y por la pobreza, que en la Escuela de la Paz de Sant'Egidio crecen aprendiendo a cuidar a los más débiles, como los ancianos.
"Pensaba que estaba abandonada, que no tenía a nadie, pero no es así", explica Edelmia, de 79 años, que señalando a un grupo de niños y voluntarios de la Comunidad, añade: "míralos, son mi nueva familia".