El Parlamento húngaro se prepara para discutir una propuesta de ley marcadamente restrictiva y lesiva con los derechos de los migrantes: contiene normas más rígidas para la solicitud de asilo, normas que limitan la libertad personal incluso para personas que entren en Hungría de manera legal con una solicitud de asilo regular. Y lo más grave, quiere eliminar toda defensa de los menores no acompañados de más de 14 años de edad.
Ante esta propuesta, la Comunidad de Sant'Egidio ha hecho un llamamiento a todos los diputados para que reflexionen seriamente sobre las graves consecuencias que dicha iniciativa tendría para los solicitantes de asilo y para la sociedad húngara en su conjunto. LEE EL LLAMAMIENTO
"Querríamos recordar - se puede leer en el llamamiento, que publicamos íntegramente -que está en juego el futuro de personas que han sufrido mucho, entre las que hay mujeres, niños y otras personas vulnerables.. La legítima defensa de la seguridad pública no puede justificar la suspensión de los principios más elementales de humanidad del estado de derecho... No aumenta en modo alguno la seguridad cerrar los centros de acogida reconocidos internacionalmente, trasladar a los refugiados a tiendas en pleno invierno, ni dejar que los solicitantes de asilo acampen durante largos periodos al otro lado de nuestras fronteras para intentar entrar legalmente mientras las temperaturas llegan a 10 grados bajo cero.
"Manifestamos nuestra preocupación no solo por los derechos de los refugiados, sino también por el futuro de la propia Hungría - continúa el llamamiento, que cita al santo papa Juan Pablo II, que afirmó que "el migrante irregular se presenta ante nosotros como aquel 'forastero en el que se reconoce el mismo Jesús. Acogerlo y ser solidario con él es un deber de hospitalidad y de fidelidad a nuestra identidad de cristianos".
Por desgracia ya se han aplicado serias limitaciones, incluso antes de aprobar la nueva ley. En los centros de Tompa y Röszke, en la frontera con Serbia, el número de solicitudes de asilo aceptadas cada día ha bajado de 15 a 5. Allí Sant'Egidio continúa su acción "sobre el terreno", con visitas regulares y repartiendo productos de primera necesidad a los refugiados que esperan detrás del alambre espinado para poder acceder al menos a la solicitud de entrar al país.