"Quien olvida la historia está condenado a repetirla" es la advertencia que se lee en una de las pancartas que llevan jóvenes y nuevos europeos, entre otros, que ayer recordaron a las víctimas del Holocausto con una marcha de recuerdo por las calles de Amberes (Bélgica).
El cortejo atravesó el barrio judío, donde tomó la palabra Régine Sluszny, superviviente de la persecución nazi gracias a una familia católica que la escondió en su casa. Entre 1942 y 1944 más de 15.000 judíos fueron deportados de este gran centro judío de la Europa noroccidental hacia los campos de exterminio del este.
Ante el monumento en recuerdo de los deportados intervinieron Herman van Goethem, rector de la Universidad de Amberes y Jan De Volder, de la Comunidad de Sant’Egidio. Participaron también en la marcha el imán Said Aberkan, que recordó varios ejemplos de musulmanes entre los "justos de las naciones" que ayudaron a los judíos durante la guerra.
Al finalizar la marcha, en una ceremonia sencilla pero emocionante, seis niños y seis ancianos depositaron flores a los pies del monumento que recuerda a los seis millones de víctimas de la Shoá.