Trabajar con los pobres y no trabajar para los pobres. En un debate en “Imaginar la paz” sobre la solidaridad moderado por el obispo Ambrogio Spreafico: “La solidaridad es un camino hacia la paz porque acerca a los demás”. Emilce Cuda, teóloga y Secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina insiste en “poner a los trabajadores en el centro de las decisiones”. Joan, metropolita ortodoxo de Albania, destaca que en las sociedades “no son simplemente objetos de caridad para los ricos, sino que tienen la oportunidad de trabajar y participar en los recursos de la humanidad”.
El obispo Huang Bingzhang, de la República Democrática China, ayuda a comprender el gran trabajo de la Iglesia en China, donde no solo está creciendo la fe (hoy China tiene 98 diócesis), sino que también se han multiplicado las acciones de solidaridad con los pobres, los ancianos y los enfermos. La pobreza, explica Anuradha Shankar, representante del Peacebuilders Forum, es en realidad “una forma de violencia y no algo natural”.
La relación con los migrantes es un indicador. Según Oliver Schuegraf, obispo luterano de Alemania, “tenemos que mejorar en la organización de los procedimientos de reconocimiento del derecho de asilo, tratando a las personas del mismo modo que esperaríamos ser tratados nosotros mismos por las autoridades”. Pedir la erosión de los derechos de asilo y de residencia “no ayuda a combatir las causas del terrorismo”.
Thomas Schwartz, Presidente de Renovabis, recordó que desde hace 1000 días personas inocentes pierden la vida en Ucrania y también en Rusia sufren a causa de la guerra. Por eso hay que estar de parte de los pobres, porque eso “crea caminos de paz. La paz no es el fin sino el camino”. Cuando estalló el conflicto de Ucrania, explica Silvin Kit, de la federación de iglesias luteranas, las iglesias de los países fronterizos se convirtieron en lugares de protección. “El miedo y el odio no pueden tener la última palabra”, y por eso tenemos que crear comunidades de esperanza. La conferencia terminó con las palabras de Yoshinori Shinohara, secretario general de la Conferencia asiática de las religiones por la paz, Rissho Kosei-kai. Entre las iniciativas de la asociación hay “Una mesa para la paz en Tokyo”, tanto en 2022 como el pasado febrero. En la mesa había representantes de Rusia, Ucrania, Palestina e Israel. La reflexión principal de estos encuentros va “más allá de la guerra, hacia la reconciliación”. Los delegados no participaban a título personal sino como representación de sus países, indicando así que los países quieren sentarse alrededor de una mesa.