"Alain, Mulela, Nadia, Youssef...”. En una basílica repleta de hombres y mujeres originarios de muchos países del mundo, junto a quienes los han acogido y han luchado por su integración, han resonado los nombres de los que no lograron atravesar el mar. Durante la conmovedora y muy seguida oración “Morir de Esperanza”, celebrada en Santa María de Trastevere por iniciativa de la Comunidad de Sant’Egidio junto a otras asociaciones que trabajan en Italia para dar un futuro a quien llega al país (Acli, Asociación Centro Astalli, Caritas Italiana, Federación de Iglesias Evangélicas de Italia, Fundación Migrantes, Agenzia Scalabriniana per la Cooperazione, Comunidad Papa Juan XXIII), se recordaron las 38.000 víctimas de los viajes por mar y tierra hacia Europa, desde 1900 hasta hoy. Entre los ex-migrantes, hoy ya en vías de integración, estaban los que llegaron en barcos o en patera junto a los que tuvieron la suerte de llegar a través de los corredores humanitarios, el proyecto impulsado por la Comunidad de Sant’Egidio junto a las Iglesias protestantes italianas y a la CEI-Caritas. Son sirios provenientes del Líbano, o personas del Cuerno de África provenientes de Etiopia. En total, 2500 que han llegado a Italia y también a Francia, Bélgica y Andorra. Hoy ha hablado de ello el presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, que ha expresado su reconocimiento a la sociedad civil por haberlo hecho posible con la colaboración del Estado.
Las tragedias en el mar no terminan. En el último año, desde junio de 2018 hasta hoy ha habido 2389 víctimas, mientras que en el primer semestre de 2019 las víctimas en el mar son ya 904, con un aumento de mujeres y niños que intentaron llegar por rutas cada vez más complicadas. Aunque el número de desembarcos ha disminuido, el porcentaje de muertes y personas desaparecidas ha aumentado: si en 2017, solo el Mediterráneo central, el índice de mortalidad de quienes emprendían un “viaje de la esperanza” era de 1 sobre 38, en 2018 ha sido de 1 sobre 14. “Las muertes en el mar no son una estadística sino una tragedia de la humanidad frente a la cual no podemos ser indiferentes – ha comentado el presidente de la Comunidad de Sant’Egidio, Marco Impaggliazzo –. Desde Santa María de Trastevere hacemos un llamamiento urgente para que se abran nuevos corredores humanitarios y nuevas vías legales de entrada a Europa”.
En su homilía, el cardenal Joseph Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, ha invitado a escuchar el “grito de angustia de tantas personas durante sus viajes de la esperanza, a merced del mar áspero y el clima adverso, y sobre todo a merced de la crueldad de los hombres, indiferentes a su sufrimiento, a su dignidad, a su vida”. Recordando el mensaje del papa Francisco en la 105 Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado, el cardenal concluyó: “Una sociedad que ya no es capaz de cuidar de quien es más vulnerable se vuelve inhumana”.
En el transcurso de la oración se pronunciaron algunos de los nombres de los que han muerto en el mar en el último año, acompañados de la luz de las velas que se encendían en su memoria y de cantos que entonaban los mismos refugiados. Algunos de ellos fueron compañeros de viaje de los recordados en la oración.
“Morir de esperanza”, que en los próximos días se celebrará también en otras ciudades italianas y europeas quiere ayudar a no dejar caer en el olvido la esperanza y el sufrimiento de quien busca protección en Europa, a no resignarse a las tragedias y a comprometerse por un mundo más humano y justo. Han participado asociaciones que, ante las grandes discusiones sobre inmigración de estos días, piden que se siga salvando, acogiendo e integrando a quien huye de la guerra, y también que crezcan los corredores humanitarios, que aumente el número de reasentamientos de refugiados que han abandonado su país, y que se abran nuevas vías legales también por motivos laborales. Solo de esta manera nuestra sociedad podrá ser más inclusiva y más segura.
I nomi delle vittime dei viaggi verso l'Europa e alcuni dati sulle morti in mare >>
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