La emergencia alimentaria es una de las dramáticas consecuencias del ciclón Idai: el suministro alimentario es difícil, tanto en Beira como –aún más– en las zonas rurales. La ayuda todavía no ha podido llegar a muchas de estas zonas.
Por eso continúan sin parar las acciones de distribución de productos alimentarios, y también de comida cocinada (el carbón cuesta mucho y quien ha perdido el techo tiene dificultades en encontrarlo) a miles de personas. Escribe un voluntario: "He visto más de mil niños agolparse para comer, he visto enormes ojos iluminarse ante un plato de arroz y carne, manos tendidas de mendigos ciegos que querían tocarme la cara y abrazarme". Las imágenes que nos llegan muestran largas colas de niños, con semblante atormentado, o la alegría de las mujeres (mira el vídeo de la página) que improvisan un baile cuando reciben el paquete de víveres para su familia y las "capulanas", la gran tela coloreada multiuso que utilizan para vestirse, y si hace falta, como manta.
"Cuando llegamos –escriben los voluntarios, muchos de los cuales han cogido vacaciones en el trabajo para ir a ayudar a las víctimas del ciclón– nos reconocen en seguida por la camiseta con la paloma de la paz y el arco iris, puente para todos. Oímos como gritan: ¡Sant’Egidio! ¡Sant’Egidio! Empiezan las sonrisas, los abrazos, niños que te suben encima y cada vez, a pesar de la devastación del lugar, empieza una verdadera fiesta".
Ayer una "misión de exploración" de Sant’Egidio fue a Buzi (distrito totalmente inundado por el agua y que ha permanecido aislado mucho tiempo) para hacer un censo de las personas afectadas por el ciclón y mientras repartir kits de primera necesidad.
Sus historias eran dramáticas: durante la primera semana de las inundaciones, muchos se refugiaron en los árboles y en los tejados de las casas (de barro y paja) para salvarse. Como Marcelo, un joven de 16 años, que fue rescatado por un helicóptero cuando estaba en un mango, pero que no tiene noticias de sus padres. Por desgracia hay noticias de personas que, tras pasar varios días sobre las ramas, se han dormido, han caído al agua y han perdido la vida.
Continuemos al lado de este pueblo que ha sufrido el martirio de esta gran catástrofe. En los próximos días esperamos poder poner en marcha la fase de reconstrucción.
Gracias a todos los que, con su generosidad, hacen posible esta ayuda.
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