Desde hace unos meses la Comunidad de Sant’Egidio, gracias a una colecta en la que participaron todas las Comunidades del mundo, está instalando depósitos de agua potable en las cárceles africanas. En Malaui, con la entrega de los depósitos de agua a la cárcel de Chichiri de Blantyre, hemos llegado ya a casi todos los centros penitenciarios del país.
Se trata de la defensa de un derecho humano fundamental para los detenidos, el derecho a la salud, que impide que la detención, aunque sea breve, se transforme –como por desgracia todavía sucede– en una condena a muerte por enfermedades e infecciones provocadas por el uso de agua no potable.
Como ocurre con las acciones humanitarias de Sant’Egidio, se trata de un proyecto totalmente autofinanciado y realizado gratuitamente.