ORACIÓN CADA DÍA

Oración con los santos
Palabra de dios todos los dias

Oración con los santos

Recuerdo de María Virgen, venerada como Nuestra Señora de Luján en Argentina. Recuerdo de los mártires de Argelia. Entre ellos recordamos al padre Christian de Chergé, prior del monasterio trapense de Nuestra Señora del Atlas, en Tibhirine (Argelia), que fue secuestrado y asesinado en 1996 por terroristas, junto a seis de sus hermanos. Leer más

Libretto DEL GIORNO
Oración con los santos
Miércoles 8 de mayo

Recuerdo de María Virgen, venerada como Nuestra Señora de Luján en Argentina. Recuerdo de los mártires de Argelia. Entre ellos recordamos al padre Christian de Chergé, prior del monasterio trapense de Nuestra Señora del Atlas, en Tibhirine (Argelia), que fue secuestrado y asesinado en 1996 por terroristas, junto a seis de sus hermanos.


Lectura de la Palabra de Dios

Aleluya, aleluya, aleluya.

Ustedes son una estirpe elegida,
un sacerdocio real, nación santa,
pueblo adquirido por Dios
para proclamar sus maravillas.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Juan 16,12-15

Mucho tengo todavía que deciros,
pero ahora no podéis con ello. Cuando venga él,
el Espíritu de la verdad,
os guiará hasta la verdad completa;
pues no hablará por su cuenta,
sino que hablará lo que oiga,
y os anunciará lo que ha de venir. El me dará gloria,
porque recibirá de lo mío
y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío.
Por eso he dicho:
Recibirá de lo mío
y os lo anunciará a vosotros.

 

Aleluya, aleluya, aleluya.

Ustedes serán santos
porque yo soy santo, dice el Señor.

Aleluya, aleluya, aleluya.

El Evangelio no requiere sabios o especialistas, ni Jesús va en busca de poderosos y fuertes a los que confiar su misión. De hecho, parece hacer lo contrario. En efecto, su palabra no es una doctrina elevada ni una ideología compleja que solo unos pocos son capaces de comprender y profundizar. De su enseñanza fluye una energía sencilla y fuerte que llena el corazón y transforma la vida, y todos pueden acogerla y vivirla. Es la energía del amor. A los discípulos solo se les pide que la dejen actuar, que no la frenen, que no le pongan obstáculos. El Espíritu Santo os "guiará hasta la verdad completa", dice Jesús. Y nos hará descubrir los límites y las banalidades de esos puntos de vista en los que a menudo nos encerramos. Dejémonos guiar por el Espíritu y descubriremos lo que está por venir, soñaremos con un mañana distinto. El Espíritu, que es fuente de vida y de inspiración, nos ayuda a ser creadores con él de ese futuro común a todos los pueblos y, por tanto, también a nosotros. En este sentido, crece nuestra comprensión del Evangelio. El padre Alexander Men, sacerdote asesinado en Moscú a principios de los años noventa, solía decir que aún estamos solo al principio de nuestra comprensión del Evangelio, muchas palabras aún no las hemos entendido en toda su profundidad. San Juan XXIII, años antes, poco antes de su muerte decía: "No es el Evangelio el que cambia, somos nosotros los que lo comprendemos mejor". Esta es la obra del Espíritu, también hoy y a través de las generaciones.

PALABRA DE DIOS TODOS LOS DÍAS: EL CALENDARIO

La oración es el corazón de la vida de la Comunidad de Sant’Egidio, su primera “obra”. Cuando termina el día todas las Comunidades, tanto si son grandes como si son pequeñas, se reúnen alrededor del Señor para escuchar su Palabra y dirigirse a Él en su invocación. Los discípulos no pueden sino estar a los pies de Jesús, como María de Betania, para elegir la “mejor parte” (Lc 10,42) y aprender de Él sus mismos sentimientos (cfr. Flp 2,5).

Siempre que la Comunidad vuelve al Señor, hace suya la súplica del discípulo anónimo: “¡Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Y Jesús, maestro de oración, continúa contestando: “Cuando oréis, decid: Abbá, Padre”.

Cuando oramos, aunque lo hagamos dentro de nuestro corazón, nunca estamos aislados ni somos huérfanos, porque somos en todo momento miembros de la familia del Señor. En la oración común se ve claramente, además del misterio de la filiación, el de la fraternidad.

Las Comunidades de Sant'Egidio que hay por el mundo se reúnen en los distintos lugares que destinan a la oración y presentan al Señor las esperanzas y los dolores de los hombres y mujeres “vejados y abatidos” de los que habla el Evangelio (Mt 9,37). En aquella gente de entonces se incluyen los habitantes de las ciudades contemporáneas, los pobres que son marginados de la vida, todos aquellos que esperan que alguien les contrate (cfr. Mt 20).

La oración común recoge el grito, la aspiración, el deseo de paz, de curación, de sentido de la vida y de salvación que hay en los hombres y las mujeres de este mundo. La oración nunca es vacía. Sube incesante al Señor para que el llanto se transforme en alegría, la desesperación en felicidad, la angustia en esperanza y la soledad en comunión. Y para que el Reino de Dios llegue pronto a los hombres.