Dominique Green, joven afroamericano condenado a muerte, fue ejecutado en una cárcel de Texas mediante inyección letal el 27 de octubre de 2004. Se hizo amigo de la Comunidad a través de una relación epistolar: la amistad con él fue el inicio en 1995 del trabajo de Sant’Egidio por la abolición de la pena capital y de la correspondencia con miles de presos.
En el aniversario del 27 de octubre todas las Comunidades de Sant'Egidio recuerdan a Dominique y a todos los que están en el corredor de la muerte, con la esperanza de que pronto sea abolida la pena de muerte en todo el mundo.
La historia de Dominique Green
Dominique era un joven afroamericano de 24 años. Fue condenado a muerte en Texas cuando acababa de cumplir 18 años. Lo acusaron de cometer un homicidio durante un robo. Fue detenido con violencia y fue sometido a un interrogatorio sin que le permitieran ver a un abogado. El juicio no fue justo.
Lo defendió un abogado de oficio que presentó los documentos de defensa fuera de tiempo. A menudo los pobres, como él, no pueden permitirse pagar una defensa adecuada.
La suya es una historia difícil. Nació en una familia pobre. Sus padres estaban separados, y su madre tenía problemas psíquicos. Dominique creció en los suburbios de Houston, donde viven los más pobres, los negros y los hispanos.
En el juicio, en agosto de 1993, fue condenado a muerte sin que hubiera ninguna prueba contra él. Desde entonces estuvo en el corredor de la muerte de Ellis One Unit, en Huntsville (Texas). A través de sus cartas entendimos qué significa crecer en la cárcel esperando el día de la ejecución. Dominique nos habló de amistades muy intensas que empezaron en el corredor de la muerte aquellos años; nos dijo que otros condenados a muerte, mayores que él, le habían enseñado a reaccionar en los momentos de mayor desesperación y de miedo; nos explicó que él mismo se convirtió en un punto de referencia para otros que estaban como él.
A veces el sufrimiento se hacía intolerable, como cuando ejecutaban a algún amigo. Los guardias se llevaban al condenado, que ya no volvía. Aprendió a vivir con el miedo.
Conocimos a Dominique tras contestar a la carta que publicó en un periódico italiano. De la primera carta que publicó recordamos algunas de sus palabras: "...estoy preso en el corredor de la muerte... necesito a alguien que quiera ayudarme. He pensado que tal vez me podéis ayudar a encontrar a alguien que tenga tiempo para escribirme o ayudarme, porque en los últimos tiempos no sabía cómo pedir ayuda o amistad... La soledad de este lugar empieza a afectarme, entre otras cosas porque me he dado cuenta de que puedo terminar muriendo aquí por algo que no hice...". Y también: "...en el corredor de la muerte hay personas buenas e inteligentes, pero muchas de ellas no han tenido oportunidades en su vida: fijaos en mí, mi vida estaba empezando y terminó por una mentira. ¿Por qué?".
Dominique intentó dar sentido a su vida: a menudo, en las largas horas de soledad que pasaba en su celda, escribía poesías o dibujaba. Las poesías, los dibujos y sus cartas mostraban claramente su dolor: "aquí aprendo a ser un hombre, yo que quedé atrapado en las paredes de esta cárcel cuando no era más que un chaval".
Poesía de Dominique Green
He encontrado una mano que me ayuda
Un hombre fuerte para apoyarme
Una sonrisa amable que me alegra
Una amistad buena de la que puedo depender
A veces me da miedo que todo desaparezca
Aunque siempre está en mi pensamiento
Mientras paso los días
Atrapado en la oscuridad
Se han llevado a otro
Un amigo al que no volveré a ver.
Soy débil, me vuelvo loco
¿Qué puedo hacer?
Muchas cosas, seguidas, no sirven
Son demasiadas cosas para explicarlas
Ya no las aguanto
... ¿y tú?
Dominique Green, 9 de febrero de 1996
, desde la cárcel del condado de Harris-Hundson
Vídeo
Roma dedica un parque a Dominique Green, víctima de la pena de muerte
en ocasión de la Jornada Internacional de las “ciudades por la vida ciudades contra la pena de muerte” (2007)