Desde sus inicios la Comunidad ha puesto en práctica la idea de que el Evangelio es una buena noticia para todos y de que todos, independientemente de los problemas de expresión, físicos, intelectuales, sociales o vitales que tengan, pueden encontrar y conocer a Jesús y hacer que el Evangelio sea el centro de su vida y de su felicidad.
Por eso desde los años 80, cuando en la Iglesia se abrió un amplio debate sobre la oportunidad de administrarles los sacramentos, Sant’Egidio ha acompañado a muchas personas con discapacidad en el camino de la iniciación cristiana, y ha descubierto la profunda fe de muchos de ellos y la necesidad de conocer a Jesús, de orar y de vivir el Evangelio.
Con el paso de los años Sant’Egidio ha creado un original método de catequesis que se ha plasmado en la publicación de los libros "Jesús como amigo" y "El Evangelio para todos". Se trata de catequesis que se imparten mayoritariamente el domingo y que, por tanto, van asociadas a la liturgia. En estas catequesis, que tienen en cuenta las dificultades de cada discapacitado, la Palabra de Dios mantiene su centralidad y se transmite de manera sencilla e íntegra. Los Evangelios son la mejor catequesis; su carácter narrativo ayuda a explicar y a hablar del encuentro con Jesús.
Los textos van acompañados de dibujos o de imágenes artísticas que ayudan a resaltar todos los detalles de la narración evangélica y hacen que –como en una moderna Biblia pauperum– incluso quien no sabe leer ni escribir recuerde lo que ha escuchado. Los cantos, con músicas originales y palabras extraídas de pasajes del Evangelio, refuerzan el camino de fe. Con el paso de los años cientos de personas han recibido los sacramentos del bautismo, de la reconciliación, de la eucaristía, de la confirmación y del matrimonio tras haberse preparado con la Comunidad.
Pero el objetivo de los encuentros no es solo la preparación para los sacramentos: al igual que para todos los cristianos, las catequesis acompañan el camino de fe y se imparten durante todo el año litúrgico.
Jesús es el Amigo que nunca nos deja. Esta expresión resume eficazmente la fe de los discapacitado y plasma de manera evidente un aspecto de la figura de Jesús, el hijo de Dios, que manifestó la plenitud del amor del Padre por nosotros a través de la amistad (véase Jn 15,12-15). Por eso los discapacitados de Sant’Egidio decidieron llamarse con el nombre de "Los Amigos".
En la Comunidad las personas con discapacidad viven un carisma particular: el de la alegría y la comunicatividad. La alegría nace de sentirse acogido en una comunidad, de sentirse valorado y amado. La fragilidad y la debilidad ya no asustan y pueden ser una fuerza que abre a los demás y ayuda a vivir la simpatía con todos. Podemos describir esta situación con la expresión del capítulo 2 del libro de los Hechos, cuando se dice que los discípulos "gozaban de la simpatía de todo el pueblo" y se les unía mucha gente.
Las personas con discapacidad comparten el amor de la Comunidad por los más pobres. No hay nadie que sea tan débil o tan pobre que no pueda ayudar a alguien más pobre. Así se contrarresta la idea de que quien tiene una discapacidad solo puede ser asistido. Desde 1984 grupos de discapacitados van cada semana a residencias para ancianos de Roma o de otras ciudades para visitarles y hacer fiesta juntos.
Otros van a visitar a discapacitados que viven en centros, sobre todo durante el periodo navideño o de verano.
Vendiendo las obras que pintan en los Talleres de Arte ayudan económicamente al programa DREAM de prevención y tratamiento de enfermos de sida en África. Hay grupos que preparan bocadillos y bebidas calientes para la gente que vive en la calle, y van a repartirlos, mientras que otros participan en la lucha contra la pena capital y mantienen correspondencia con condenados a muerte.