Después de la crisis global que siguió a la pandemia de Covid-19, las cuestiones relacionadas con el desarrollo sostenible parecen haber desaparecido de la mayoría de las agendas políticas y de las páginas de inicio de los medios de comunicación en Occidente.
Durante el foro “¿La transición ecológica sigue en la agenda?”, Gaël Giraud, economista de la Universidad de Georgetown en Washington, explicó esta falta de interés señalando un factor decisivo: a finales de 2022, la mayoría de las reaseguradoras (las empresas utilizadas por las propias compañías de seguros) se niegan a cubrir a las aseguradoras contra los daños causados por fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, sequías y huracanes, justo cuando estos fenómenos aumentarán en número y gravedad debido al calentamiento global. «Pueden pasar entonces dos cosas – explicó Giraud – O el Estado interviene como asegurador de última instancia, o renuncia salvar a sus ciudadanos de la próxima catástrofe, similar a las inundaciones que están devastando Europa del Este en los últimos días. La dificultad, por supuesto, es que las finanzas públicas de muchos estados parecen demasiado frágiles para permitirse pérdidas de varias decenas de miles de millones cada vez que un huracán o una sequía azotan su territorio".
Pero el verdadero problema es la relación entre ecología y guerra: «Las tensiones geopolíticas – explicó Giraud – han convencido a algunos gestores de activos de que ahora lo urgente es financiar el sector de la defensa, especialmente en los Estados Unidos, donde la industria armamentista está trabajando a toda velocidad para alimentar la resistencia ucraniana."
Durante el foro “¿La transición ecológica sigue en la agenda?”, Gaël Giraud, economista de la Universidad de Georgetown en Washington, explicó esta falta de interés señalando un factor decisivo: a finales de 2022, la mayoría de las reaseguradoras (las empresas utilizadas por las propias compañías de seguros) se niegan a cubrir a las aseguradoras contra los daños causados por fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, sequías y huracanes, justo cuando estos fenómenos aumentarán en número y gravedad debido al calentamiento global. «Pueden pasar entonces dos cosas – explicó Giraud – O el Estado interviene como asegurador de última instancia, o renuncia salvar a sus ciudadanos de la próxima catástrofe, similar a las inundaciones que están devastando Europa del Este en los últimos días. La dificultad, por supuesto, es que las finanzas públicas de muchos estados parecen demasiado frágiles para permitirse pérdidas de varias decenas de miles de millones cada vez que un huracán o una sequía azotan su territorio".
Pero el verdadero problema es la relación entre ecología y guerra: «Las tensiones geopolíticas – explicó Giraud – han convencido a algunos gestores de activos de que ahora lo urgente es financiar el sector de la defensa, especialmente en los Estados Unidos, donde la industria armamentista está trabajando a toda velocidad para alimentar la resistencia ucraniana."
Además, la guerra es un obstáculo para la transición ecológica también "porque empuja a los países hacia la soberanía energética y el carbón es la energía más soberana", explicó Aurélien Hamelle, director general de Estrategia y Sostenibilidad de Total Energies. «Y el otro obstáculo está dentro de los países – prosiguió Hamelle – porque el debate sobre estas cuestiones está extremadamente polarizado y es rehén de la política. Pero esto es un problema: deberían ser cuestiones de todos".
Los representantes de las confesiones religiosas propusieron la reflexión espiritual como antídoto contra el "egoísmo de los individuos y de las naciones" que obstaculizan el progreso en la transición ecológica: «En la teología cristiana – explicó la obispa Kristina Kühnbaum-Schmidt, presidenta del Comité Nacional de la Federación Luterana Mundial en Alemania, - en el pasado se describía al hombre como el dueño de la creación, pero esta visión ha cambiado y se ha desarrollado una mentalidad ecológica y una "ecoteología". Y Moriyasu Ito, exponente del sintoísmo Meiji Jingu, propuso la antigua sabiduría sintoísta como ejemplo de relación equilibrada y agradecida con la naturaleza: «Vivimos en una era en la que es necesario no sólo implementar importantes medidas y regulaciones sociales – explicó – sinó también provocar cambios en nuestras formas individuales de pensar a escala global".
Los representantes de las confesiones religiosas propusieron la reflexión espiritual como antídoto contra el "egoísmo de los individuos y de las naciones" que obstaculizan el progreso en la transición ecológica: «En la teología cristiana – explicó la obispa Kristina Kühnbaum-Schmidt, presidenta del Comité Nacional de la Federación Luterana Mundial en Alemania, - en el pasado se describía al hombre como el dueño de la creación, pero esta visión ha cambiado y se ha desarrollado una mentalidad ecológica y una "ecoteología". Y Moriyasu Ito, exponente del sintoísmo Meiji Jingu, propuso la antigua sabiduría sintoísta como ejemplo de relación equilibrada y agradecida con la naturaleza: «Vivimos en una era en la que es necesario no sólo implementar importantes medidas y regulaciones sociales – explicó – sinó también provocar cambios en nuestras formas individuales de pensar a escala global".