Se han cumplido dos años de guerra en Ucrania. Según la ONU hay ciento sesenta mil edificios residenciales destruidos, con dos millones de familias que han perdido su casa. Ya hay cinco millones de desplazados internos y los combates siguen provocando víctimas y destrucción. En este triste aniversario, mientras se debilita la llegada de ayuda humanitaria, Sant’Egidio no olvida la guerra de Ucrania y sigue ayudando a la población.
En las ciudades que reciben el mayor número de desplazados, como Kiev y Leópolis, Sant’Egidio ha abierto centros de reparto de alimentos, ropa y productos de primera necesidad. Los centros son sobre todo lugares para escuchar, luces en medio de la oscuridad de un gran sufrimiento, que muchas veces no tiene palabras para expresarse. “He tenido que huir dos veces”, dice Oksana. “En2014 tuve que irme de mi pueblo del Dombás. En Kiev he criado a mi hija. El 29 de diciembre un misil impactó en nuestra casa y tuvimos que huir. Tuvimos suerte, porque estamos vivos. Pero ahora no sabemos adónde ir. ¿Cuándo terminará la guerra?”
Sant’Egidio está presente en Ucrania desde hace treinta años y ha creado una extensa red de ayuda humanitaria gracias a una cadena de solidaridad que empieza en Italia y en otros países europeos y que no se puede interrumpir mientras dure el conflicto. En dos años ciento veintisiete cargamentos con dos mil toneladas de ayuda humanitaria, con un valor total de veintitrés millones de euros, han llegado hasta las regiones próximas al frente más expuestas a las acciones bélicas. Trescientos setenta mil ucranianos han recibido ayuda alimentaria gracias a Sant’Egidio. Dos millones se han beneficiado de ayuda sanitaria.
Ucrania necesita paz y la solidaridad mantiene viva la esperanza. Para alimentar dicha esperanza hace falta ayuda amplia y generosa, que no puede menguar sino que debe reforzarse: dos años después del inicio de la guerra, demos un futuro a Ucrania, porque la ayuda humanitaria hace realidad ya hoy un trozo de paz.