Un puente entre Occidente y Oriente para vivir juntos en la diversidad
Un momento de la visita del papa Francisco a Bahréin - Foto: Vatican News |
Poner en contacto a estos dos «mundos» en nombre de la paz es una tarea importante de las religiones
Bahréin acogió el Foro para el Diálogo patrocinado por el rey Hamad bin Isa al Jalifa. El encuentro, al que asistieron el Patriarca de Constantinopla Bartolomé, el Gran Imán de al-Azhar, al-Tayyib y otros líderes religiosos, tuvo como tema la convivencia entre Oriente y Occidente.
Es un filón que empezó en Florencia en 2015 por iniciativa de la Comunidad de Sant'Egidio. En aquella ocasión, al-Tayyib habló de la necesidad de pasar «del mundo de los sueños al de la realidad». Fue hace siete años y el Gran Imán de al-Azhar, la máxima autoridad musulmana, afirmaba: «Hemos acudido a ustedes con grandes esperanzas, con una confianza ilimitada en su lealtad y en su determinación contra los impulsores de la violencia, contra aquellos que quieren que Occidente siga siendo Occidente y que Oriente siga siendo Oriente, sin que se encuentren jamás». Vittorio Ianari, uno de los principales promotores del encuentro de 2015, escribió que la imagen del diálogo de Florencia «fue la de una cuña que se clavó en una pared para intentar socavar su compacidad».
De hecho, a aquel encuentro le siguió otro en París, entre Oriente y Occidente, también impulsado por Sant'Egidio. El diálogo entre cristianos y musulmanes ha crecido en un momento de enfrentamientos de todo tipo, también religiosos. Es interesante que los gobernantes musulmanes promuevan el diálogo. En 2017, el papa Francisco visitó al-Azhar en El Cairo, donde se celebraba una conferencia entre líderes religiosos. En 2019, en Abu Dabi, Francisco y al-Tayyib firmaron un importante documento sobre la fraternidad humana y la paz.
No se trata solo de un diálogo interreligioso, sino también de un coloquio entre Occidente y Oriente. ¿Qué representan estos dos mundos?
La globalización parecía una occidentalización de la humanidad. Pero como reacción a este proceso, muchas identidades religiosas y nacionales se han reestructurado y reivindican su particularidad.
Hay muchos Orientes: el árabe-musulmán, el indio, el chino o el de la Indonesia moderna. Por supuesto, Rusia no es Occidente, sino un Oriente cristiano-ortodoxo. Sin embargo, gran parte de Oriente, empezando por el religioso (del cristianismo que proviene del mundo oriental de la Biblia y los Padres), vive en el corazón de los occidentales. Y Occidente ha tocado lo más profundo de muchos Orientes. Ya en 1934, el gran maestro indio Tagore escribió: «Es significativo que cuanto más se abren las puertas y más se derrumban las murallas en el exterior, más se fortalece la conciencia de la diferencia en el interior». Los hombres y las mujeres se encuentran con su conciencia y su identidad, no tanto como con grupos humanos o religiones que se miran desde fuera o que entran en conflicto. El encuentro es entre las personas de Oriente y Occidente.
Esto ocurre en los encuentros, pero sobre todo en la vida de cada día de las sociedades occidentales, donde la emigración ha creado la convivencia; también ocurre cada vez más en las ciudades orientales, donde las personas conviven a diario.
Es la gestación de una nueva civilización: la de vivir juntos. No es casualidad que, en vista del próximo G20 en la Indonesia musulmana (un país de convivencia interreligiosa), se esté celebrando un foro de líderes religiosos. La filosofía indonesia se resume en el lema: «Unidad en la diversidad». Apunta al futuro: vivir juntos en la diversidad. Y llama a las religiones a una tarea importante: que los hombres y las mujeres de fe sean constructores de paz.
Artículo de Andrea Riccardi en Famiglia Cristiana del 13/11/2022
[Traducción de la redacción]