En el Cercado, un popular barrio de Lima, hay un conglomerado de casitas de madera donde viven las familias más pobres de la Escuela de la Paz. Los más frágiles sufrieron enormemente durante la pandemia y tuvieron que aceptar el dolor de la pérdida de familiares y amigos a causa de la covid-19. En estos tiempos difíciles, el 1 de agosto un incendio afectó gravemente a algunas de las casas de una callejuela muy próxima a las vías del tren, donde viven muchos de los niños de la Escuela de la Paz.
En respuesta al llamamiento de los Jóvenes por la Paz, muchas personas del barrio dieron productos de primera necesidad y ofrecieron alojamiento para que los afectados pudieran pasar las frías noches invernales de agosto: alimentos, medicamentos y ropa. El domingo 7 de agosto se celebró una oración con las familias y los amigos, y se repartieron las primeras ayudas. Esta solidaridad concreta emocionó a muchos: estos pequeños gestos, que son el fruto de haber sembrado amistad durante muchos años, han comportado la colaboración de mucha gente, empezando por los más pequeños.