En el centro de Lima hay una antigua iglesia dedicada al pobre Lázaro de la parábola del Evangelio. Siglos atrás era la capilla de una colina donde se encerraba a los leprosos. Con el paso del tiempo la iglesia ganó en popularidad y la colina del Rímac pasó a ser una zona muy poblada y céntrica de la ciudad. Desde el palacio de gobierno hasta la plaza de Armas, apenas a unos pasos, pasando por el puente sobre el río, se llega a San Lázaro, hoy parroquia.
Monseñor Carlos Castillo Mattasoglio, arzobispo de Lima, ha confiado a la Comunidad de Sant’Egidio esta iglesia para que sea un signo en la ciudad.
El 31 de julio, en una solemne celebración, tuvo lugar la "toma de posesión" de la parroquia, punto de partida del trabajo pastoral de Frederic Comalat, de la Fraternidad sacerdotal de Sant'Egidio, con la ayuda de Erduin Ortega. Con ellos, la Comunidad de Lima vive la misión de acoger a los pobres y comunicar el Evangelio proponiendo vivir la profunda fe del pueblo peruano en la historia y ante los desafíos del presente.