La visita de Andrea Riccardi a Mozambique conmocionó ayer la ciudad de Beira.
La primera parada fue la visita a la tumba de Don Jaime Gonçalves, el arzobispo de la ciudad fallecido en 2016, a quien Andrea Riccardi estaba ligado por una larga amistad, y quien fue, junto con Matteo Zuppi, mediador en el proceso que condujo al acuerdo de Paz en Mozambique hace apenas 30 años.
Acto seguido se visitaron algunas de las 53 casas construidas después del ciclón Idai y donadas a los ancianos que quedaron sin hogar. En la visita estuvieron presentes los Jóvenes por la Paz que construyeron las casas y que hoy siguen visitando a los ancianos. Para todos ellos, la ayuda recibida por la Comunidad no es sólo haber encontrado cobijo sino, como decía una de ellas, Helena, “la casa me ha hecho persona”. Le ha permitido el encuentro, y hacer fiestas junto a los niños de la Escuela de la Paz que viven en los mismos barrios.
Por la tarde se realizó una gran asamblea a la que asistieron unas 500 personas, tanto de Beira como de las comunidades de las provincias de Sofala, Manica y Tete. "Ser Comunidad de Sant'Egidio -les dijo Andrea Riccardi- es un don para los pobres... Los hermanos y hermanas de la Comunidad son como ángeles que consuelan en la oscuridad, en la necesidad ayudan, en el miedo sostienen, en el hambre dan de comer".