En Blantyre, en la iglesia de la House of Friendship de Sant'Egidio, Andrea Riccardi se ha reunido con con los delegados de las Comunidades de Malaui y de Zambia como conclusión de su visita al país.
Durante una asamblea en la que participaron delegaciones de 70 comunidades, emergió con claridad la importancia de haber formado una vasta red de solidaridad que, en tiempo de pandemia y de restricciones, ha ayudado a los sectores más débiles de la sociedad: los niños que no podían ir a la escuela, los ancianos solos y especialmente niños de la calle, cuyo número aumentó significativamente durante la pandemia y que tuvieron grandes dificultades para conseguir los medios de subsistencia.
Al mismo tiempo, se puso de relieve la preocupación por la crisis económica y social que está surgiendo en Malaui, como en todo el continente africano, como consecuencia de la guerra de Ucrania. Por eso resulta aún más estratégica la función de las 120 Escuelas de la Paz que hay en el país como lugares de protección para sus más de 5000 niños.
Malaui, a diferencia de otros países de la zona, nunca ha sido escenario de guerras y conflictos en su historia. Sin embargo, los recientes acontecimientos pueden ser la premisa de tensiones sociales que alimenten una violencia difusa. La asamblea permitió ver el papel que Sant’Egidio está llamada a tener en este contexto para ayudar a las distintas generaciones a mantener y cultivar una cultura de convivencia pacífica.